Pequeña y grande a la vez. Debil y fuerte también. Marcada de cicatrices por cada caida y llena de pecas por cada sonrisa. Un poco despistada para olvidar el daño producido por la realidad. Soñadora con el futuro, e intentando que sea a tu lado día a día. Atontada por su sonrisa y sus ojos marrones. Dolida por la puta distancia que nos separa. Jodida por los que hablan sin saber y por los que opinan. Aturdida por los bruscos cambios de trescientos sesenta grados de esta vida. Atemorizada a perderte y no poder encontrarte nunca. A que no haya nadie que me recorra el cullo con besos y finalmente me muerda la oreja y me llame encanto. Desesperada por sorprenderte cada dia un poco más y encontrar la forma perfecta de conpenetrarnos. Entusiasmada por verte todos los días y que me cedas el último baile de la noche y este lo acabes con un beso. Feliz de que me cuentes todas y cada una de las pecas de mi cuerpo y me despiertes con un beso en la frente y con un buenos días, princesa. Sorprendida cada vez que me recibo un mensaje con un te echo de menos y que no haga ni medio minuto que te hayas ido. Enamorada de tu media sonrisa, de tu forma de caminar y de nuestros atardeceres en la playa entre el suave ruido de las olas y besos dados con cariño y con cuidado como si ambos fueramos de porcelana
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