
Tal vez no lloro, pero me duele. Tal vez no lo demuestro, pero te quiero. Tal vez no te lo digo, pero me importas. Duele, porque sé que todo esto no sirve de nada, si no puedo tenerte. Duele el ver tu sonrisa, y que sea porque alguien que no sea yo te está haciendo feliz, mientras yo no puedo con mi orgullo y no soy capaz de hablarte. Duele conseguir olvidarme de ti y que a la mínima que me hables o me des un abrazo hagas que todos mis esfuerzos no sirvan. Duele, quererte tan fuerte. Duele que me sonrías, que me insistas para que vaya contigo, que me hables de esa manera. Duele que metas la pata y que luego seas capaz de arreglar lo que muchos no han podido con un simple abrazo. Duele que te guste la misma canción que a mi y que yo no pueda dejar de escucharla simplemente porque a ti también te gusta. Duele el que yo a ti no te importe y yo me este muriendo por tus huesos. Duele que los te quieros que dices no vayan para mi, o que ya ni te esfuerces en saber si estoy bien o mal. Duele el poder haberte tenido y haber dicho que no. Duele el darte cuenta de las oportunidades que he desaprovechado. Duele el no poder demostrar todo lo que te quiero. Duele no ver una luz roja seguida por tu nombre. Duele que no tengas ni pizca de interés por mi. Duele que no vayas a leer esto nunca. Pero sabes lo que más duele de todo esto, el no poder olvidarte después de haberte perdido.
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